Su nombre es Jan Vinzenz Krause y es el inventor de una marcianada muy simpática pero que, por poco que lo pensemos, puede tener mucha utilidad: un preservativo en spray. Antes que nada hay que aclarar que el dispositivo todavía se encuentra en fase de experimentación, por lo que aún no ha sido comercializado. ¿Qué problema impide su irrupción en el mercado? El tiempo. Vamos a ver cómo funciona y lo entenderéis.

El invento consiste en un tubo rígido en el cual se introduce el pene en erección (a algunos usuarios éste hecho en sí mismo puede generarles cierta angustia). A continuación, unas micro-boquillas internas pulverizan látex líquido sobre el pene, en todas las direcciones, como si fuera un coche en un túnel de lavado. Y sólo queda esperar… Y ahí reside el problema: el látex líquido tarda unos tres minutos en secarse. Por muy metido que el usuario esté en el asunto, aguantar tanto tiempo de espera con el pajarito metido dentro de un tubo es una labor titánica. Por lo tanto, habrá que esperar a que alguien invente un látex de secado rápido para poder disfrutar del invento del señor Krause.

A pesar del fracaso momentáneo de su revolucionario invento, hay que aclarar que Jan Vinzenz Krause lleva años disfrutando de una vida acomodada gracias al negocio de la venta de preservativos ‘on line’. Su portal es líder de ventas en Alemania y países limítrofes gracias a un interesante sistema patentado por Krause: el ‘man-o-meter’. Dicho dispositivo no es más que una cinta métrica con una numeración especial, que se puede descargar en su página web, y, una vez recortada, permite medir el pene de una manera correcta en longitud y grosor. A continuación hay que indicar en la página las medidas correctas y el buscador se dedica a encontrar el preservativo que mejor se adapta a las dimensiones del usuario, en un catálogo de 150 condones de 26 marcas. Y te los mandan a casa.

A algunos os podrá parecer una tontería, pero es un hecho contrastado que la mayoría de las veces compramos los preservativos de una manera equivocada. Muchos hombres de talla modesta los compran más grandes por el qué dirán, vergüenza o ignorancia y algunos superdotados tienen que hacer frente a estrecheces y apretones innecesarios, a veces por los mismos motivos. El caso es que, según un estudio realizado por la propia web basándose en datos introducidos por los compradores antes de utilizar el ‘man-o.meter’, un 80% de ellos usaban preservativos de talla equivocada. En tales circunstancias, no es de extrañar que para muchos hombres el uso del condón sea un engorro y una experiencia negativa durante sus relaciones sexuales. No tiene porqué ser así.

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